enero 07, 2008

Recuerdo nuestros primero encuentros,
tu eras ya un músico reconocido y con experiencia
yo era sólo un estudiante de música atrevido
que pretendía hacer arreglos para Trompeta.
Recuerdo descubrir junto a ti las posibilidades del instrumento
que tan bien dominabas, los frullatis, los sobreagudos,
las sordinas y las articulaciones.
Con el correr de los años te convertiste
en mi trompeta favorita,
la primera opción en cualquier evento o presentación.
Tu sentido de responsabilidad, tu profesionalismo y sencillez
hicieron de ti el músico perfecto con quien trabajar.
Conciertos, cenas, cultos, matrimonios, estadios llenos, presidentes,
viajes fuera del país, cuanta música hicimos juntos.
Además de todo esto fuiste siempre el maestro por excelencia,
preocupado siempre en enseñar y compartir tus talentos.
Con la trompeta lograbas adorar a Dios de una manera única, profunda, era como escuchar una oración que brota de un corazón rendido a Dios.
Te vi por última vez en tu cama de hospital y no pude dejar de pensar
en todo el talento y experiencia que acumulaste con los años,
en tu caso, dejas mucho de ese talento entre los cientos y cientos de alumnos que tuviste, pero sé que también lo llevas contigo, lo vas a necesitar en la nueva orquesta que vas a integrar, la orquesta de Dios.
Hasta luego Eugenio espero con ansias el día de tocar otra vez contigo.



2 comentarios:

Vicente R dijo...

Muy de acuerdo contigo Francis... Para todos los que hemos tenido el placer de conocer y tratar al gran Centeno, podemos decir que era un hombre con harta paciencia y amor para enseñar... No dudo que ahora El debe estar armando un tonazo en el cielo con su estupenda trompeta...
me uno a ti...
Hasta luego maestro Centeno!!!

Anónimo dijo...

Recién acabo de enterarme que Centenio nos llevó la delantera.
Pena y alegría. Pena, porque ya no está con nosotros; recuerdo aquella temporada en que ensayábamos para las "Noches de Alabanza" él a parte de tocar su trompeta, nos guiaba con algunos "pasitos" para no estar tan estátic@s cuando cantábamos.
Alegría, porque ahora estando en la presenia del Señor estará haciendo bailar a los santos al son de su melodiosa trompeta, y el Señor gozándose con nuestro querido y recordado amigo, hasta pronto Eugenio!!!

* MRC *