Cuando miro a esta tormenta que no acaba,
Se me nubla el corazón y no veo nada,
No hay sentido, no hay razón, llora mi alma,
Y todo tiene ese amargo sabor a nostalgia.
Llueve mucho en las esquinas,
En los rincones de mi cama,
Y cada gota que cae,
Moja , inunda el velo de mi calma,
Y sólo encuentro consuelo en tu palabra,
Y me rompo ante tu voz
Soy un suspiro, mil pedazos, no soy nada.
Es de noche en cada letra,
En cada sílaba de mi guitarra
Y las notas en los acordes de la sinfonía
De mi vida, suenan desafinadas,
No tienen ritmo, no tienen vida, no tienen alma
A no ser que tú, compositor divino,
Vengas a iluminarlas.
Hace frío en cada poro de mis mejillas
Y se me nubla el gesto, se hielan las sonrisas
Y en cada palmo de mi expresión hay escarcha
Y es así como mi pluma, enferma de sin sabores,
Embriagada de distancia, congelada,
Hace surcos en la arena, en la playa de mis ganas
Y sólo en verso, sólo en estas rimas desesperadas,
Mi alma encuentra la forma de decirte;
Que le haces falta.
Se me nubla el corazón y no veo nada,
No hay sentido, no hay razón, llora mi alma,
Y todo tiene ese amargo sabor a nostalgia.
Llueve mucho en las esquinas,
En los rincones de mi cama,
Y cada gota que cae,
Moja , inunda el velo de mi calma,
Y sólo encuentro consuelo en tu palabra,
Y me rompo ante tu voz
Soy un suspiro, mil pedazos, no soy nada.
Es de noche en cada letra,
En cada sílaba de mi guitarra
Y las notas en los acordes de la sinfonía
De mi vida, suenan desafinadas,
No tienen ritmo, no tienen vida, no tienen alma
A no ser que tú, compositor divino,
Vengas a iluminarlas.
Hace frío en cada poro de mis mejillas
Y se me nubla el gesto, se hielan las sonrisas
Y en cada palmo de mi expresión hay escarcha
Y es así como mi pluma, enferma de sin sabores,
Embriagada de distancia, congelada,
Hace surcos en la arena, en la playa de mis ganas
Y sólo en verso, sólo en estas rimas desesperadas,
Mi alma encuentra la forma de decirte;
Que le haces falta.
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