marzo 21, 2007

Estoy leyendo el libro "Postrados en Adoracion" de Matt Redman. El escribio tambien el libro "El Adorador Insaciable" Matt Redman es compositor y lider de alabanza en Inglaterra y ha escrito excelentes canciones como "El Corazon de la Adoracion", "Todo lo que tiene vida" y otras.
Les comparto un par de extractos de este libro. Creo que son reflexiones muy apropiadas en torno a la adoración.
"El Dios que adoramos está envuelto en misterios. Él revela y oculta. Él invita y esconde. Él confunde y da seguridad. El Dios que descansa pero nunca duerme; que habla como un relámpago y también como un murmullo; que aterra y protege; cuya ira dura un momento, pero su favor, una eternidad. Fuego consumidor, y a la vez tierno y bondadoso. Todo lo sabe, pero es capaz de olvidar nuestros pecados. El Dios que hiere pero que sana. El Rey cuyo estrado a Sus pies es la Tierra, pero que lavó humildemente los pies de sus discípulos. Quien reina en justicia, pero lleva nuestras vergüenzas. Quien caminó en el jardín del Edén en lo fresco del día, pero sudó gotas de sangre en el jardín de Getsemaní una noche de agonía.
El Dios del más ínfimo detalle y a la vez del mayor diseño, que creó adornos y ornamentos para un templo extravagante, pero encuentra placer en la humildad de la ofrenda de dos monedas de la viuda. El siervo sufriente que da órdenes al universo. El inmaculado amigo de los pecadores. El Salvador que cuelga de un madero que Él mismo creó. Temible, pero también contenedor. Inescrutable pero conocible. El Rey de reyes y de mendigos, de presidentes y de huerfanos. Un Padre para los que no tienen padre, la fuerza en nuestra debilidad. Que arde con santidad, pero lleno de gracia refrescante.
El que es adorado por las multitudes de los cielos, pero también se regocija en un simple corazón que se vuelve a Él. Perfecto en todos Sus caminos, pero capaz de ayudar a los que son tentados. El que es fiel hasta al infiel, porque no puede negarse a Sí mismo.
Este es el Dios que adoramos: el Dios de todo misterio.....
Cada vez que nos reunimos como una comunidad de adoración, debemos encontrar formas de reflejar estos aspectos de la naturaleza y el carácter de Dios. Las canciones son una cosa, pero vas más alla de la música. Es toda nuestra manera de acercarnos a Él la que tiene que cambiar. ¿Estamos preparando nuestros corazones para un encuentro divino? Con frecuencia soy culpable de hacer una oración a las apuradas con el grupo de alabanza, y de enfocar al servicio con una mentalidad de "que pase lo mismo de siempre". Pero Dios no se deleita en una espiritualidad de tipo fast-food. Esta es una ocasión espiritual que debe ser signada por el misterio y la capacidad de sorprendernos. Y uno no puede hacerlo a las apuradas"
Tomado del libro "Postrados en Adoracion" Matt Redman

3 comentarios:

Horacio Acosta dijo...

Realmente, Matt da en el clavo. Siento que, muchas veces, en el legítimo afán de hacer las cosas con excelencia para Dios cuando, por ejemplo, preparamos el programa del culto y sus detalles, nos terminamos fijando en que la forma, lo visual sea de lo mejor... por sobre todo. Y, antes, está con qué espíritu lo hacemos. Creo que hay muchos ejemplos de iglesias, hoy en día, que siguiendo el modelo de cierta corriente estadounidense de hacer las cosas, están cayendo en el error de priorizar lo que se ve sobre lo que no se ve (la mentalidad del "show business" metida en la iglesia). Y como todo tiene que estar listo para cada fin de semana, todos corremos y apenas damos un tiempo para conectarnos con ese Dios de gloria al que levantaremos nuestras alabanzas; es decir, alabar sin adorar. Creo que es necesario afirmar, en los ministerios de alabanza/ música, momentos dedicados, grupalmente, a orar, orar y orar, independientemente de que se pida a cada miembro que durante la semana lleve una vida personal de adoración, etc. Compartir la palabra grupalmente, sí, también. Pero lo importante es instituir en los ministerios sus propios tiempos de adoración juntos. No vale decir: "eso lo hacen en sus grupos pequeños, en su vida personal, en los cultos de oración, no hay tiempo cuando nos reunimos a ensayar". Tal vez, primero, tengamos que cambiar el pensamiento de "reunirnos a ensayar" por "reunirnos para adorar como ministerio y, además, ensayar". Es cuestión de qué ponemos primero.Bueno, ahí lo dejo. Gracias por la oportunidad de opinar. Seguiré en contacto.

Francis dijo...

Horacio gracias por tu comentario, creo que nunca terminaremos de aprender lo que significa adorar a Dios, no tiene que ver con nosotros sino con quien es Dios y la dignidad que el tiene. Lo que dices sobre la oracion podria aplicarse en todo caso a todo ministerio, es dificil encontrar el equilibrio adecuado, necesitamos ensayar si, necesitamos orar por supuesto. Mucho ayudaria que desarrollaramos tambien una disciplina de preparacion personal para los ensayos, mientras mas preparados llegemos espiritual y musicalmente mejor podremos administrar el tiempo limitado de nuestras reuniones. Nos vemos

Horacio Acosta dijo...

Francis:

Gracias por hacer tu comentario al mío. Sí, 100% de acuerdo conque cada miembro de un ministerio de alabanza debe desarrollar la disciplina de prepararse para un ensayo, en todo sentido (al igual que esto es aplicable en todo ministerio).

Sin embargo, mi comentario va dirigido a la oración grupal del ministerio; la oración conjunta es vital y no puede ser reemplazada por la que cada individuo haga en su vida personal. La oración grupal, como sabes, tiene una función distinta, integradora, inspiradora; por ello mi comentario. Esperar que todos los miembros alcancen esa disciplina personal sobre la que concordamos como necesario paso previo a un ensayo, es un ideal deseable pero que será ayudado a que se concretice no sólo pidiéndolo o predicándolo sino orando como grupo; la influencia de una oración así, mas bien, puede inspirar a cada persona a esmerarse en su disciplina personal.

Una cosa no anula la otra y no debemos resignarnos a no orar grupalmente, con consistencia, persistencia y dedicándole un tiempo prioritario en los ensayos, en mi opinión. Es verdad que el tiempo es corto pero, insisto, es una cuestión de prioridades o de organización o de planificación para los ensayos. Tal vez ayudaría evaluar, cada cierto tiempo, nuevas formas para renovar los procesos, maneras, tiempos asignados, etc. en cuanto a los momentos de ensayos, considerando la preocupación genuina de los espacios cortos conque se cuenta, recursos, etc. Me apunto para intercambiar ideas al respecto y aportar en lo que pueda.
Gracias otra vez por la oportunidad de opinar.
Un abrazo.
Horacio

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